Daniel, Me Estás Matando (México)
"El bolero es una caricatura exagerada del amor", le dijeron hace unos días Daniel, Me Estás Matando al periodista Fernando Neira en una entrevista con el diario El País en el marco de su primera y exitosa gira por España. Una gira en la que el dúo mexicano paseó su "boleroglam" por ciudades como Madrid (Teatro Lara), Barcelona (Sala la Nau), Zaragoza (Bombo y Platillo) o el Náutico de San Vicente, con aforos prácticamente llenos y la sensación de que se estaba recodificando un género tan popular como el bolero. Gira en la que han contado con ilustres colaboradores en el escenario como Coque Malla, Valeria Castro o Rita Payes y la grabación de una canción junto a Niño de Elche.
Con más de 1,3 millones de oyentes mensuales en Spotify, DMEM acaba de lanzar su “Grandes Éxitos del Boleroglam vol.2” con colaboraciones como Mon Laferte, Niño de Elche o El Caloncho. En el verano de 2022 recorrerán España y algunos lugares de Europa presentando este nuevo trabajo. Este duo mexicano juega a recuperar el espíritu del bolero, de la canción melodramática, de la canción popular y cantinera, pasada por un filtro tan respetuoso con el pasado como también ágil, sarcástico e irónico y con una mirada absolutamente contemporánea.
"Si usted pensaba que el bolero es un género un tanto anticuado, en el que ya está todo hecho y dicho, es que no ha oído a Daniel, Me Estás Matando, singular dúo mexicano formado por Daniel Zepeda (voz, batería y electrónica) e Iván De La Rioja (guitarra, voces, teclado). Ellos han dado en llamar boleroglam a su propuesta, pero eso no es más que una etiqueta que se queda muy corta para definir el formidable ejercicio de reinvención del género que lleva a cabo esta chilanga pareja, subvirtiendo sus códigos con talante transgresor, buen humor y audacia sin límites. La guitarra eléctrica y la batería son los instrumentos principales, a los que añaden un teclado de sonido vintage, caja de ritmos y programaciones, efectos electrónicos. De tal guisa reformulan el bolero canónico, con derivas hacia el chachachá, la ranchera o la cumbia, pero también aproximándose por momentos a la música lounge, el rock, el free jazz o el trip-hop; buena muestra de ello fue su ‘Canción acuática’, una burrada de tintes experimentales en la que deconstruyen el bolero para llevarlo a otra dimensión. Porque además estos tipos tocan condenadamente bien; Iván es un fino guitarrista, mientras que Zepeda se multiplica en las funciones de batería/percusionista (se le nota su paso por Boston en la escuela jazzística de Berklee), canta estupendamente y encima es todo un ‘showman’ capaz de ejecutar lúbricos contoneos para regocijo de la entusiasta parroquia que llenó la sala.” (El Heraldo, noviembre 2021)
